A veces nos sentimos como si algo malo fuera a pasar, aunque no podamos explicar por qué. Suele iniciar con una sensación difusa de inquietud que puede ir en aumento. Nuestro corazón se acelera, respiramos más rápido, sentimos presión en el pecho, no podemos concentrarnos… Y a veces incluso nos sentimos desconectados de nosotros mismos. Es lo que solemos llamar ansiedad.
Esto no significa que estés “fallando”, ni que tengas que “controlarlo todo” para salir de ese estado. Lo que sucede es que está actuando algo en ti, mucho más profundo, por debajo de tu consciencia y tu raciocinio: tu Sistema Nervioso Autónomo.
En el presente artículo nos aproximaremos a esta relación entre el Sistema Nervioso Autónomo y la ansiedad. Trataremos los siguientes temas:
1.-Qué es el Sistema Nervioso Autónomo
2.-Relación entre el Sistema Nervioso Autónomo y la ansiedad
3.-Atención en consulta: La Teoría Polivagal
4.- Tu cuerpo no está «fallando» te está cuidando. La importancia de tratarte con compasión.

1.- Qué es el Sistema Nervioso Autónomo
Es la parte de tu cuerpo que regula las funciones vitales sin que tengas que pensar en ellas: respiración, ritmo cardíaco, digestión, temperatura, etc. Su trabajo principal es protegerte. Constantemente está evaluando si estás en un entorno seguro o si hay una amenaza, y según eso, activa una de estas respuestas:
A.- Conexión y calma (este estado se denomina vagal ventral): Es el estado en que te sientes con seguridad, puedes pensar con claridad, conectar con otras personas, descansar.
B.-Lucha o huida (está activado el sistema simpático): es lo que usualmente llamamos ansiedad, el cuerpo se activa como si necesitara protegerte de un peligro.
C.-Congelamiento o colapso (este estado se denomina vagal dorsal): si el peligro parece demasiado grande, el cuerpo puede apagarse y desconectarse de lo que está sucediendo.
El Sistema Nervioso Autónomo no depende de lo que pienses, sino de cómo tu cuerpo percibe el entorno. A eso lo llamamos neurocepción: una especie de radar interno que detecta seguridad o amenaza, muchas veces sin que te des cuenta.
2.- Relación entre el Sistema Nervioso Autónomo y la Ansiedad
Cuando tu Sistema Nervioso Autónomo detecta amenaza —ya sea por una discusión, un recuerdo, o simplemente mucho estrés acumulado— puede activar el modo lucha o huida (Sistema Simpático activado); lo que llamamos ansiedad, con lo que empiezas a sentir:
- Taquicardia o presión en el pecho
- Pensamientos que no se detienen
- Tensión, miedo, irritabilidad
- Dificultad para descansar o soltar la tensión
Y si esa activación es muy fuerte o constante, podrías entrar en modo colapso (Sistema Vagal Dorsal activado): cansancio extremo, sensación de estar apagado o desconectado, dificultad para sentir o pensar con claridad, e incluso disociación.
3.- Atención en consulta /La teoría Polivagal
Desde la Teoría Polivagal —un modelo desarrollado por el Dr. Stephen Porges— entendemos que estas respuestas del organismo no son errores, sino formas de protección que tu cuerpo aprendió. Cuando se trabaja en terapia desde la Teoría Polivagal, buscamos:
-Comprender tus estados corporales
Aprender a reconocer si estás en modo seguro, alerta o apagado. Esto permite dejar de luchar contra lo que sientes y empezar a acompañarlo.
-Generar seguridad desde el cuerpo
Ejercicios de respiración, movimiento suave, contacto visual, sonidos agradables o rutinas seguras pueden ayudar a tu sistema nervioso a volver a la calma.
-Relación terapéutica segura
El vínculo con el terapeuta actúa como una señal poderosa de seguridad para tu sistema. Una mirada empática o una voz tranquila pueden ser el primer paso para la regulación.
4.- Tu cuerpo no está «fallando» te está cuidando. La importancia de tratarte y hablarte con ternura y compasión.
La ansiedad no es debilidad. Es una forma en que tu cuerpo ha intentado protegerte. Nuestro trabajo juntos será enseñarle nuevas formas de sentirse seguro, de volver al presente sin estar en alerta constante.
Con tiempo, práctica y acompañamiento, tu sistema nervioso puede volver a confiar. Y tú puedes recuperar la sensación de estar en calma, conectado y en paz. El primer paso es mirarte y hablarte desde el cariño, la comprensión de que el cuerpo está haciendo lo mejor que sabe, y la confianza de que puedes dar pasos para sentir mayor seguridad interna.